¿Desde cuándo se consume este delicioso alimento?
El membrillo es uno de los dulces más queridos de nuestra repostería. Presente en postres como la clásica pastafrola, el origen de su consumo se remonta muchos años atrás en la historia, a la antigua Babilonia, donde el fruto era cultivado por sus cualidades terapéuticas.
Su nombre deriva de la flexibilidad y resistencia de las ramas del membrillero, muy similares a las del arbusto utilizado desde épocas antiguas para confeccionar cestos y muebles, el mimbre.
Ya en la Antigua Grecia el membrillo estaba consagrado a Afrodita, la diosa del amor y la fecundidad. Y se cuenta que las novias griegas mordían uno de estos frutos antes de casarse para perfumar sus besos.
Los romanos continuaron la tradición de los griegos y representaban a la diosa Venus con un membrillo en su mano derecha. Además solían dar de comer un membrillo a los novios como símbolo de suerte y fecundidad.
Pero se cree que la primera persona en difundir la idea de la jalea de membrillo, fue el escritor romano Paladio, que en el Siglo IV d.C. tuvo la idea de cocer tiras de membrillo en miel para obtener una pasta untable. Este manjar se volvió tan popular que durante la Edad Media no podía faltar en las mesas de monarcas y aristócratas.
Hoy por suerte, no hace falta ser de la realeza para probar un delicioso bocado de membrillo, solo basta con abrir una bolsa de las riquísimas galletitas Ojitos de Turimar.