Tras un verano repleto de actividades o completamente relajado, la vuelta al colegio y a la rutina puede ser un momento complejo para los más chicos. Iniciar un nuevo ciclo lectivo puede provocar nervios, molestias, ansiedad o incluso miedo. Por eso es importante tomar ciertas medidas para ayudarlos a que la transición resulte más llevadera.
Para empezar podemos charlar con ellos y enfatizar las cosas positivas de volver al colegio, como ver a sus viejos amigos, conocer nuevos compañeros, estrenar el material escolar o hasta compartir un paquete de galletitas Turimar durante el desayuno o la merienda.
Si durante el receso escolar estuvieron acostándose tarde y levantándose al mediodía, ir reajustando los horarios de sueño en las semanas previas al comienzo de clases puede ayudar a que rindan mejor durante la jornada escolar, estén de mejor humor y tengan más energía.
Finalmente, es recomendable que los padres estén presentes cuando finalizan las clases para acompañarlos y constatar que se sientan cómodos, sobre todo durante las primeras semanas. Y si esto no es posible, es conveniente mantener un canal de comunicación con sus maestros o profesores, ya sea por Whatsapp o por mail, para estar atentos a los problemas que puedan presentarse a lo largo del curso.