Hay gestos simples que nos llenan el alma. Y muchas veces, vienen envueltos en chocolate.
Hay momentos capaces de sacarnos una sonrisa de la nada. Un mensaje inesperado, un reencuentro con alguien querido o esa merienda improvisada que nos recuerda lo lindo que es disfrutar de lo simple.
Y es que la alegría no se busca, se encuentra. Y suele aparecer en los lugares más cotidianos: en una charla compartida con un familiar, en el descanso del recreo en el cole o en el aroma a dulce de leche que nos trae recuerdos de la infancia.
Y si de compartir se trata, nada mejor que hacerlo con lo que más nos gusta. Un alfajor Turimar 3 Capas que viaja en la mochila, una galletita Turimar Mantekita que se reparte entre mates o ese bocadito Turimar relleno que acompaña una carcajada.
Porque la alegría, cuando se comparte, siempre vuelve multiplicada. Y en Turimar, nos encanta ser parte de esos momentos que endulzan los días.